«Todos somos responsables de este lugar» Martiniano Molina

Construyó una cabaña ecológica a orillas del río en Quilmes, donde cultiva un nuevo estilo de vida. Se alejó de lo fashion-gourmet y ahora promueve una alimentación sana y equilibrada.

Por Susana Parejas – Fotos: Gustavo Correa

martiniano molina susana parejas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Desde el portón de entrada se ve la cabaña construida sobre pilotes de madera. Una galería la rodea; Martiniano está allí en esa especie de deck en altura. Está sentado al sol. Se levanta, con su torso desnudo, que denota su pasado de jugador de la Selección de handball, camina hacia la puerta y con una amplia sonrisa da la bienvenida. “Me doy una ducha y estoy con ustedes”, se excusa con total franqueza y si ningún protocolo, mientras invita a conocer su casa por dentro. Su ausencia de unos minutos permite explorar su lugar en el mundo. Su universo construido muy cerca del río, en la ribera de Quilmes. Maderas, chapas, y hasta cañas, son los materiales que usó para levantarlo. “Son materiales de la zona, me enteré que un tipo que tenía un campo en Magdalena iba a quemar un cañaveral para plantar soja, y fuimos con un amigo y nos trajimos las cañas. Unas dieciocho mil, la mitad las ves aquí, las otras las usó él”, dice mientras señala el revestimiento del techo de su casa ecológica. Un ambiente con la cocina incorporada se abre a la vista, una tela color naranja cuelga de una viga, un enorme telescopio azul, una escultura de gran porte realizada en madera, fotos de su familia, libros, dos calabazas sobre la mesa ratona. Tardó seis meses en construirla, vive ahí desde hace 4 años, casi el tiempo en que su vida giró en otro sentido. Estudió la antroposofía, una doctrina creada por el filósofo Rudolf Steiner que sostiene una mirada integral sobre el universo: “leí mucho, estudio, voy a talleres, disertaciones, conferencias”, más algunos reveses, lo llevaron a cuestionarse su forma de vivir, su forma de ver al mundo y de elegir qué decir y dónde. Una decisión personal e incuestionable que lo llevó a dejar de ser la cara de Casancrem, de escribir en La Nación y renunciar a programas de televisión. “Trato de que mis trabajos estén en la misma línea de ideas y de acción de lo que estoy viviendo. Y ya hace un tiempo que estoy en esta línea. Ves donde vivo, no es mi casa de fin de semana, o la que uso para hacer una nota para caretear. Nosotros vivimos acá, es un barrio bastante humilde”, explica el cocinero que actualmente está haciendo “Manifiesto de la tierra”, por la pantalla del Canal Encuentro, donde viaja por diferentes lugares del país mostrando cómo se cultivan los distintos tipos de verduras, frutas y hortalizas. “Laburamos en un proyecto muy lindo para el Ministerio de Desarrollo Social y el INTA con respecto a todo el trabajo que hizo Pro Huerta en este tiempo. Recién llego de Cippolleti y toda esa zona, ahora nos toca la Mesopotamia y Cuyo. Yo siempre viajé mucho con el canal Gourmet, pero esto es otro tipo de trabajo”, comenta.
-Mucha gente dice: “Martiniano piró”, o no entiende este cambio. En pleno éxito, dejaste muchos trabajos. ¿De qué se trata todo esto?
-La gente lo ve como un cambio radical, pero no es así. Es tratar de entender al mundo, de verlo con un poco más de claridad para uno tener claridad a la hora de actuar. No es que soy anti monopolio, anti establishment, anti a lo “no”. Soy pro el bien. Cómo voy a estar en contra de la gente que trabaja en Coca Cola, yo estoy en contra de vender Coca Cola. Porque la gente reconoce en mí un tipo familiero, deportista, entonces yo no puedo vender algo en lo que no creo, y aparte yo no lo compro. Si alguien quiere venir a mi casa y poner una gaseosa en la heladera todo bien, no soy fanático. Yo digo, saben que lo que valen dos gaseosas vale un árbol de naranjas, que tengo ahí varios, y a los 4 años el árbol está produciendo para dar naranjas todo el invierno.
-Pero eso requiere tiempo. ¿El tema pasa por la comodidad?
-Hay que saber leer el mundo para comprender qué fuerzas hay en él y para ver cómo vas a actuar. Es entender que también el sistema educa y forma para la comodidad. Que vivimos en un mundo que promueve la comodidad, o esto de “dale pegála” o “sacáte la lotería”, o “sé famoso y ganas un millón por mes por poner la cara”. Yo creo que el sistema te dice cosas que están buenas para analizar. Si por sacarte una fotografía te pagan mucho dinero, es llamativo ¿no? Donde es tan necesario el dinero en otros lugares. ¿Qué pasa con esa persona? Qué culo que tiene o qué responsabilidad tiene. Yo creo que la persona que tiene mucho dinero tiene muchísima responsabilidad. Posiblemente el sistema nos forme para abstraernos de esta responsabilidad. Ahora, bien, vinimos estos seres que despertamos en algún momento, llámese Martiniano Molina o quien fuese, para decir que en realidad depende cómo lo mirés.
-Vos fuiste muy mediático, ¿qué querés decir hoy?
-Muy mediático. Muy. Y no me arrepiento, porque considero que fue parte de mi laburo, pero hoy elijo otra cosa. No es que no elijo los medios, elijo otros medios que me permiten decir esto que quiero decir: lo que es la verdadera alimentación, más allá de hablar de las calorías, hablar del origen de los alimentos, cómo fue producido, si fue producido de una manera natural, orgánica, sana, si utilizaron pesticidas, agrotóxicos, o conservantes en la producción y elaboración. A mi me tocó ser un tipo conocido, pero lo importante no es ser conocido, es lo qué vas a decir. Porque si es por ser conocido andá a Gran Hermano, no lo juzgo cada uno que haga lo que le parezca, pero aparecés en televisión y al otro día todos te ponen la cámara. ¿A ver qué vas a decir? Utilicemos los medios para decir cosas un poco más comprometidas. Es lo que yo siento y por eso es lo que hago.
-¿Dónde, o cómo, entra la cuestión monetaria en todo esto?
-Yo no creo que el dinero no sea necesario, creo que es absolutamente necesario y de hecho yo tengo un montón de trabajo y me va muy bien. Quizás gano menos que antes y trabajo más, pero me levanto con muchas más ganas todos los días. Y antes era una carga distinta, era empresario tenía 300 o 250 empleados en grupo del Gato Dumas, era mucha gente laburando con nosotros y la verdad que volvía a mi casa a las 11 de la noche y la cabeza me estallaba. Hoy vivo de otra manera. Hoy me levanté a las 7 de la mañana, la llevé a mi hija Violeta a la escuela, después estuvimos con Nico, que es un pibe del barrio que me ayuda con el jardín y es un fenómeno, toda la mañana en la huerta, limpiando, ordenando, trasplantando los puerros, haciendo almácigos.

La quinta está a un costado del enorme jardín que precede la casa, se puede decir que es una huerta internacional. Tomate salchicha de México, coliflor ruso, calabaza spaguetti de Italia. Muchos de esos cultivos los conoció a través de las huertas del país. “Hablamos tanto de sustentabilidad, pero primero estaría bueno hablar de autosustentabilidad. Mirá mi huerta, es de 10 por 10 metros, con eso comen dos familias tranquilamente. Pero en un pedacito de 3 por 3, laburando correctamente tenés alimento para todo el año”, explica mientras muestra orgulloso sus pimientos chiles picantes con formas muy extrañas.
-Hay una postura que dice que los productos orgánicos son caros…
-Si comprás en el mercado orgánico, donde los precios son más elevados porque la mano de obra es alta. Pero hay que buscarle opciones. Nosotros, acá en la escuelita, tenemos un almacencito de alimentos, vamos a comprar todos en pool, muchos cereales que son más económicos, hay que buscarle la vuelta.
-Hay que cambiar la mentalidad…
-Y también buscar un nuevo paradigma.
-¿Y cuál es tu mirada sobre el futuro?
-Yo siempre soy optimista, pero no optimista estúpido, sino optimista porque creo y confío en el hombre. Creo y confío en la capacidad del hombre para poder ver con claridad, para poder actuar en consecuencia. Para mí el 2012 ya está, ya hacía rato que había llegado, no necesito que estalle el mundo y se parta dos en el medio, me alcanza con saber la contaminación que hay. Yo creo que debemos discutir más en profundidad y debemos consensuar más. Creo que nos falta el paso de la democracia en consenso. Pongámonos de acuerdo, macho, esto es responsabilidad de todos.
-Esto es un poco por lo que te peleaste con Mirtha en su programa, cuando le dijiste: “Todos somos responsables en la sociedad que vivimos”.
-Todos somos responsables de este lugar. Yo siento esto, no quiero convencerte a vos, el que no lo ve, para mí no está mirando bien, o no está mirando con profundidad.
-Y no alcanza “con pagar los impuestos”, como dijo ella…
– Es como le dije a ella: “Señora, no alcanza”. Porque si alcanzara, con eso viviríamos en otro mundo y, sin embargo, vivimos en un mundo bastante desigual. Sin conciencia individual no va a haber conciencia social. Primero tiene que haber un paso en el ser.

Nota de tapa revista 7 Días, Abril 2012.

Deja un comentario