Volver a casa

Desde 2007, más de 15 osos hormigueros fueron reinsertados en su hábitat natural, y ya nacieron 7 crías en libertad de esta especie amenazada. Cómo es el proyecto, que cumple 5 años y que pretende devolver la presencia de este espectacular mamífero a los Esteros del Iberá y áreas limítrofes.

Por Susana Parejas (Desde Corrientes) Fotos: CLT

“Nejamé porá” anuncia un cartel en la puerta de la Estación Biológica Corrientes, en la localidad de San Cayetano. En guaraní esas dos palabras quieren decir, “bienvenido”. Este es el lugar donde llegan los osos hormigueros recuperados, antes de partir para su reinserción en su hábitat natural en los esteros, que rodean a la estancia Rincón del Socorro. Una reserva de 13 mil hectáreas de la fundación The Conservation Land Trust (CLT), junto a la localidad de Carlos Pellegrini. El Proyecto Iberá también comprende a otras especies, como los venados de las pampas, o el máximo depredador: el yaguareté, todo con el objetivo de crear un gran parque nacional en el Iberá.

“Aquí se los cuida, se los atiende, y se los entrena para que luego puedan sobrevivir por sí solos, con el propósito de volver a tener una población autosustentable”, explica Alicia Delgado, bióloga de 31 años, que está a cargo de la estación.  La mayoría de los ejemplares que llegan aquí son crías huérfanas, porque su madre fue muerta por los cazadores. Pero, no sólo los cazadores furtivos fueron los que los extinguieron de la provincia entre los ’60 y ‘70, también el avance de la agricultura los fue acorralando. “Los sojeros, los del girasol, los que desmontan”, acota Delgado.

Hasta el momento el proyecto cuenta con el apoyo de decenas de personas e instituciones, entre las que se incluyen el gobierno de Corrientes (que es socio oficial) y las autoridades de Fauna Silvestre de la Nación, junto a las provincias de Salta, Santiago del Estero, Formosa, Jujuy y Tucumán. Estas provincias componen el ecosistema del Gran Chaco, donde cada año hay entre 50 y 100 osos hormigueros que viven en casas de familia. “Matan a la madre porque se pelea con los perros, se encuentran con el osito y se lo llevan a las casas, donde viven en malas condiciones. Nosotros estamos retirando la punta del iceberg de todos estos que están en las viviendas no legalmente y que tienen menos del 25% de supervivencia”, aclara Ignacio Jiménez Pérez, biólogo de CLT.

El oso hormiguero gigante es uno de los mamíferos más llamativos de la Argentina. Son animales de gran tamaño, de pelaje gris oscuro y blanco, con una raya negra sobre el lomo. Un adulto puede llegar a medir 2 metros de longitud y en su hábitat natural puede vivir unos 10 años. Poseen un hocico alargado desprovisto de dientes, del que sale una lengua fina y larga, cubierta de una sustancia pegajosa que permite capturar con facilidad su fuente de alimento: las hormigas. Come entre 150 y 200 nidos de hormigas, o termiteros, por día. Esta especie se encuentra en la región chaqueña del norte argentino y en los bosques húmedos de la provincia de Misiones. Debido a que sólo tiene una cría por año es un animal muy sensible a la persecución humana y a la pérdida de su hábitat natural. Todo esto ha hecho que se considere como una especie en peligro de extinción en Argentina.

Sobrevivir la orfandad. Candela es una osita hormiguera de un año y 7 meses, que llegó en muy mal estado desde Monte Quemado, en la provincia de Santiago. A través de cuidados salió adelante. Como alimento toma una mamadera con un nutritivo licuado con leche deslactosada, yogur, Nestún, balanceado para gatos, y arroz. Un complejo que imita la leche materna, que en su vida silvestre toman hasta los 8 meses aproximadamente.

Cuando los osos arriban a la estación pasan por el sector de cuarenta, entre 15 y 20 días para ver si manifiestan enfermedades que traen de su lugar original, de aquí pasan a los corrales de cría. Son cuatro, ahora hay osos en dos, en principio parecen tímidos, pero cuando Alicia les habla salen de su escondite, una especie de casita de cemento, y se acercan a la red. Todos tienen nombre, Hoci, Evaristo, Emi ya se fueron para el Socorro, Olivia y Renata, todavía están recuperándose en la estación. Algunos llegaron con 6 kilos y lograron pesar los 18 o 20 kilos que aseguran un condición general buena. A otros les tuvieron que muñecos artificiales, que representan a su mamá. Chimita tiene su mamá robótica hecha con un bidón. Hasta los 8 meses, los osos andan arriba del lomo de la mamá. La línea negra que les recorre el lomo, coincide con la de la cría, una forma de protección ante los depredadores.

Devolución justa. Una reunión estratégica allá por el 2005 trajo la pregunta: ¿por dónde empezamos? Y lo que se decidió es comenzar por el más fácil: el oso hormiguero.  “Porque es un animal que todo el mundo simpatiza, es muy llamativo, muy simpático. Y, también, era relativamente fácil conseguir animales. Por otro lado, era necesario porque el animal se había extinguido a mitad del siglo XX. ¡Ojo!, hasta ese momento no había experiencia de reintroducción en la Argentina, estábamos entrando en un terreno completamente virgen. Algo, que no sucede en otros países. Se lo contás a un sudafricano y se muere de la risa. Ellos llevan haciéndolo 150 años, es un chiste. Se lo contás a un europeo y dice: ‘bueno, se puede hacer’, a un norteamericano, te dice: “y… es complicado pero se puede’. Pero se lo contabas a un argentino y era como si le dijeras que bajaba un OVNI. Era todo muy raro, ¿qué es esto de reintroducir?”, recuerda el biólogo Jiménez Pérez los inicios.

Desde la liberación del primer ejemplar en 2007, una hembra a la que los niños del pueblo bautizaron como Ivoty Porá (“linda flor” en guaraní), rescatada de la casa de la casa de una familia Jujeña, actualmente están viviendo unos 24 animales y ya nacieron 7 en libertad. “Soltamos a Ivoty junto con Preto, un macho llamado así porque tiene sus patas muy oscuras,  al año siguiente no tuvo crías porque todavía se estaba adaptando. En 2009 nació su primera cría; 2010, la segunda. En 2011 cuatro hembras paren y dos de ellas tienen 2 crías en un año. Nunca pensamos que podía suceder esto. Ella lleva estos 5 años viviendo en vida silvestre, con tres crías en su espalda, esperamos que en breve aparezca una foto con ella con su cuarta cría”, se esperanza Ignacio. Es que Ivoty se quitó el arnés el primer año,  pero sabemos que sigue viva a través de las cámaras trampa”, aclara Jiménez. Este tipo de cámaras se usan mucho para estudios de mamíferos, se colocan en diferentes lugares del campo, tienen un sensor de temperatura y movimiento, cuando pasa un animal delante saca una foto, de esta manera les permite ver a osos que no tienen arnés.

Hasta ahora de las crías sólo pudieron capturar a una. “Este año es la primera vez que capturamos a una cría junto con su madre y le pusimos un arnés más chiquito, que también lo tuvimos que inventar nosotros.  De hecho es la primera vez que se hace en el mundo, nunca se había capturado una cría”, se enorgullece Ignacio.

Un dato muy alentador, la supervivencia es muy buena, es más del 90% de los animales anualmente. “Esto para que tengás una idea es la supervivencia de una población silvestre bien cuidada y sin depredadores y estos animales no son silvestres y vienen de cautiverio, o vienen huérfanos”.  Un buen final, o tal vez un buen comienzo, para un proyecto que pretende darle todo el esplendor original a un futuro parque nacional.

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