Como a todos, parece, en esta cuarentena lo que más me distrae es cocinar. Pensar qué voy a hacer de comer. Qué hay que comprar. Busco recetas, y cuando me salen ricas me pongo contenta . Los días de encierro se me pasan rápido. Siento que hago mil cosas por día pero cuando hago la lista mental de lo que hice no son más que dos o tres, a lo sumo cuatro.
Me pongo a divagar con el concepto de tiempo y la relación que tenemos con él. Los tiempos externos regidos por los segundos, minutos y horas, días y los internos regidos por quién sabe qué.
Estar encerrada en casa, raramente, hace que pase más rápido el tiempo. Sólo me duermo a las 3 AM y me despierto a las 12. Comemos a las 15, luego todo comienza a encauzarse, no sé porque como si el reloj, tic tac, girará más rápido, y llegamos a cenar en horarios más normales (¿para quién?) a las 21 o 22.
Alguien dijo que ya no existen los lunes, martes… que ahora sólo tenemos mañana, tarde y noche.