Hace justo un año que comencé aquagym + natación. Me gustaba ir, y creo que fue la actividad deportiva que pude mantener con constancia, llegando a ir 3 a 4 veces por semana, aún en los días más fríos del pasado invierno. Era como un cable a tierra, o más bien “un cable al agua”. Trato de recordar la sensación de meterme en el agua con ese olor a cloro, templada. La sensación de flotar, de hacer la plancha con los ojos cerrados, la sensación de desplazarme con la cabeza bajo el agua, ver ese color celeste. Hubo momentos, breves, segundos maravillosos, donde sentía que no había distinción entre el agua y yo. Me fundía en ella y ella se fundía en mí. Hoy quiero recordarlos, lo necesito.
Foto: Susana Parejas