Una de las cosas que descubrí en esta cuarentena es que me encanta amasar. Me gusta hundir mis manos en la harina, meter las manos en la masa, y que todos los ingredientes de a poco vayan transformándose en un bollo suave, moldeable. Pienso que me uno a tantas mujeres, y hombres, a tantas personas que amasaban para sus familias. Se ve la cuarentena me pone sensible.